Impresiones.
Gundam: Hathaway’s Flash. (Película, 2021)
(por Alquir)
“¿Cuál es el mayor enemigo de toda ideología? El tiempo, de la mano con el público, adicto a los resultados inmediatos.”
Cardeas Vist (Gundam Unicorn, Sunrise, 2009)
Por lo general en historia y en ficción existen varias interpretaciones de lo que muchos entienden por un villano o una figura antagónica. En especial aquellos villanos cuya vida y carrera hayan pasado ante el público desde héroes de guerra a líderes sociales, religiosos o políticos. A partir de aquí, esto suele ramificarse aún más si las ideologías que representan estos villanos o antagonistas terminan juzgadas como propias de visionarios para las épocas que vivieron, junto a quienes pueden llegar a heredarlas, sean ficticias o no.
Para esta ocasión, existen dos versiones de Char Aznable, principal figura antagónica de la franquicia de Gundam, dos versiones que se han destacado más allá del humor interno dentro de los fanáticos de las series y películas estrenadas hasta la fecha. A través de una historia de lo que ha sido conocido durante sus cuatro décadas de existencia como el “Siglo Universal” (Universal Century/U.C.).
Por una parte, estamos hablando de la historia de un individuo que desde su infancia ha peleado toda clase de guerras, desde haber sido víctima de las intrigas políticas de su era, pasando por una guerra de venganza contra los responsables de su miseria, y cómo, sin detenerse en su marginación y persecución, sus opositores intentaron acabar con él y lo que quedó de su familia viviendo aun en la clandestinidad.
Como resultado, se presenta ante el público la historia de un individuo con una personalidad sociópata. Sin reparos en utilizar a otros para acabar con la vida de quienes intenten averiguar sobre su vida o interponerse en sus ideas de venganza durante una guerra que en menos de un año acabó con la mitad de la población humana en la tierra y el espacio. Para ver así años después del conflicto a un individuo que, en una tentativa de reformarse a sí mismo, intentaría también reformar a toda la sociedad cuyas conciencias quedaron “atadas a la gravedad de la tierra”. Un individuo que, frente a sus constantes decepciones por la misma humanidad que trató de cambiar, desde la serie original, hasta su encuentro final contra su némesis, la mayor y quizás única carga moral que ha tenido, fue la sola idea de que sus ideas de lograr la evolución y salvación de la especie humana viviendo en el espacio tengan como el medio para ese fin una guerra genocida. Sin contar el hecho de no haber podido salvar en su tiempo las vidas de las pocas personas que realmente le importaron durante todas las guerras que participó.
Otra versión que se tiene del mismo Antagonista, es la historia de un hombre que heredó casi en contra de su voluntad, los grandes ideales de su padre y sus seguidores sobre un futuro de libertad para el hombre común en el espacio, y quienes nacerán, vivirán y morirán en este. Un individuo con la nefasta suerte de haber sido arrastrado a bandos equivocados de distintas intrigas por el poder político de distintos Estados y autoridades de su época. En los que la nobleza de su carácter y discursos en su juventud ante el público fueron con los años en total contradicción con sus métodos y legado sangrientos, dejados por su propia niñez hasta una adultez que no pudo soportar el peso de dichos ideales frente a una realidad y sociedad que se esforzaron en contra de éste. Sin ver en nadie excepto en su peor enemigo a alguien capaz de entender la extensión de sus ideales. Al no quedar nadie de los que apreciaba con vida para ese punto de su existir.
Parafraseando ciertas escenas y segmentos presentados en las últimas entregas de la franquicia, entre estas la serie de OVAs Gundam Unicorn y la película Gundam Narrative; el “siglo universal” (Universal Century), en su mayor parte, es la historia de un hombre que aun desde los grandes ideales de una elite intelectual, en el fondo, nunca aprendió a amar a la humanidad. Un hombre cuya antítesis y destino las encontró en otro hombre, quien, desde la gente común, ligada a ese presentismo que su entorno y erudición tanto denunciaban, fue capaz de representar el ideal del individuo que durante su juventud y a pesar de las guerras que sobrevivió, se hizo a sí mismo y evolucionó por su propia cuenta. Logrando entender las bases detrás de sus ideales, pero sin perder la esperanza por la humanidad a pesar de haber sufrido similares tragedias que él.
En el caso de la película Hathaway’s Flash, creada en conmemoración por la cuarta década de vida de la franquicia hasta el presente día, la principal apuesta de dirección en su primer acto es el presentar una aproximación más reflexiva a lo que se acostumbra en la franquicia. Una aproximación que es muchas veces reducida a segmentos de Ovas o especiales que resumen temporadas de otras entregas a través de los años. Esta es el enfoque sobre la sicología de los personajes que son testigos de un conflicto bélico que va acontecer, sean tanto partícipes o los responsables. La prueba detrás de esto es como las primeras escenas desde el ataque terrorista en el transbordador de pasajeros. En las que Hathaway Noa, hijo del general y para entonces héroe de guerra Bright Noa, observa constantemente a la gente a su alrededor, mientras lucha consigo mismo para encontrar la resolución necesaria para llevar a cabo sus planes de revolución, como líder de una organización que fue declarada terrorista por el gobierno de la federación terrestre.
Esto ya de por sí es una carga adicional para su conciencia desde que, en el principio, ya asume que no es una figura política carismática como lo fue Char Aznable, o una leyenda militar dentro de la federación como lo fue Amuro Ray. Él es el hijo de otro héroe de guerras en las que una de ellas le arrebató su inocencia y a la vez a una persona por la que hizo de todo para salvarla. Y todo lo que ha hecho y hará desde ese entonces con su vida será bajo la sombra del legado de quien fue su propio padre.
Esa es quizá la razón principal por la que viaja a la tierra en vez de mantenerse en la clandestinidad de su grupo terrorista. La película presenta a alguien que busca ver los rostros de la gente quienes sus acciones puede terminar matando. Ver si puede a pesar de eso, continuar y reafirmar sus motivaciones. Esto no hace más que escalar cuando no se limita a solo observar, sino también a caminar y escuchar a los civiles que habitan la ciudad de Davao. A escuchar lo que tienen que decir y si acaso el discurso de Mafty, el grupo de guerrilleros que lidera se ha ganado o no el aprecio de las masas.
Pero a partir de esto llega a entender que la gente no sabe o no quiere ver el futuro a largo plazo. Solo se preocupan del presente y son capaces de dejar pisotear sus libertades por cualquier autoridad con tal de obtener una garantía de paz. Algunos a conciencia de las guerras que generaron tal ansiedad por esas garantías que los “atan a la gravedad de la tierra”. Por este tipo de cosas Hathaway, similar a Char en sus últimos años de vida, no quiere ser el villano. Quiere ser visto como un mesías para la humanidad. Completar el sueño de Zeon Deikun y posteriormente de Char. Que los humanos ya habiendo migrado todos hacia el espacio puedan alcanzar su siguiente etapa en la evolución como especie y convertirse en Newtypes. El nombre que se le dio a esta nueva fase a los que llevarán al futuro en el espacio.
De forma lenta pero segura, Hathaway se dará cuenta que la gente común al solo vivir preocupados por el presente, necesitarán ser “golpeados por la realidad”, ser “forzados a despertar”. Y ya asumiendo que por estas ideas la historia lo condenará como a un villano, se asegurará de llevarse consigo en ese legado sangriento a cuanto y a cuantos pueda del gobierno de la Federación como arquitectos de esta distópica realidad. Arrebatándoles y robando lo que fue durante toda su historia el máximo símbolo de su poder y autoridad sobre la tierra y las colonias en el espacio. Y usarlo como un estandarte de batalla contra el resto de sus arsenales. Como un punto de reunión para todos los patriotas de las colonias que no quieren la hegemonía de una autoridad que además de haber arrebatado credos, libertad y soberanía a masas y naciones, fueron cómplices cuando no los responsables de haber continuado con las mayores masacres de su era. Donde sus puntos de redención apenas los hallaron en haber luchado contra los genocidios que habían proyectado sus opositores directos en aquellos años.
Todo esto como partes de la connotación trágica que tendrá esta historia, al continuar más la forma de dirección que tuvieron secuelas de la serie original de 1979, como fueron Zeta Gundam y El contraataque de Char más que de otras entregas más esperanzadoras en su tono como Unicorn. Presentándonos así la historia de un joven que se le permitirá a la audiencia entender lo que pasa por su mente en esta trilogía de películas. La que establecerá al protagonista que entendió tanto las ideas y rivalidad que tuvieron Char y Amuro, y que, aun enfrentándose a su propio pasado, intentará a su modo convertirse en una esperanza para el futuro de la humanidad. Iniciando así el acto final, o más bien, el “largo epílogo” que le hizo falta durante años al creador de la película “El contrataque de Char”. En la que un hombre que aun con el poder político y militar, no creyó en que la humanidad podía mejorar por sí sola se enfrentó a aquel quien, creyendo en la humanidad, no tuvo más que su propia fuerza. Es así que habiendo su heredero hallado un punto neutro entre ellos, luchará por forzar los cambios, o morirá en el intento.
Para este punto ya habrá notado la audiencia que esta historia, en un similar tono a lo que fue Gundam: The Origin, no la verán desde el punto de vista de un héroe como protagonista, más bien de quien será juzgado como el villano de la misma. Pero, así como los ideales de Char serían rescatados décadas después en entregas como Gaia Gear, es muy probable que también la narrativa imperante, en contra de la independencia y autonomía de las colonias en el espacio, haya surgido un sesgo que termine siendo juzgado como tal. No es para menos si los argumentos se pueden resumir en que las colonias de la Luna a marte encabezaron tres guerras en las que dos casi exterminan más de la mitad de la humanidad y por extensión la vida en el planeta.
En el apartado de la banda sonora, como contraste con El contrataque de Char e Unicorn que en sus estilos musicales la orquesta en cierto modo. profetizan el fin de una era “perteneciente a los dioses”, la banda sonora en Hathaway’s Flash, por otra parte, llega anunciando el final de esa era. Esto a nivel de contexto y diseños mecánicos, se traduce en cómo los últimos prototipos militares, el Xi y el Penélope serían los últimos modelos producidos por la corporación de desarrollo de armas Anaheim Electronics, los últimos fantasmas que recordarán a la población de las atrocidades que caracterizaron el inicio del siglo universal y las décadas de la guerra de un año junto a los posteriores conflictos de la federación contra facciones extremistas como fueron Neo-Zeon. Y una de las principales razones por las que años después se creó el proyecto Formula, del que se derivarán unidades como los F90 y F91. Rompiendo así con la última autoridad en el desarrollo de tecnología militar que existía hasta entonces y entregando el desarrollo de armas a otras ramas de la federación y compañías militares privadas durante las décadas porvenir.
Y en plena alusión al programa y película llamada F91, la dirección de Hathaway’s Flash sobresale no en las batallas de Mobile Suits (los robots y vehículos principales con los que se pelean las guerras en esta franquicia), esta toma una propuesta más arriesgada en la que predecesores directos como Unicorn apenas pudieron acercarse en sus inicios y la última vez que se vio fue más en F91 y ciertos segmentos de The Origin. El énfasis en el punto de vista de los civiles y todos los individuos de a pie, que tienen la mala suerte de presenciar los horrores de la guerra en carne propia.
En ese apartado, después de lo presentado en F91 y en 0080, otras entregas de la franquicia fueron capaces de compensar la falta de ese estilo de dirección al atreverse en cambio a contrastar la mentalidad que tuvo la franquicia antes y después de lo que fueron los atentados del 11 de septiembre del 2001, aunque haya sido por un tiempo más en universos alternos (como fue el caso de spinoffs que no tienen relación con la continuidad del siglo Universal, siendo incluso sus propias líneas temporales, entre ejemplos están Gundam SEED, Gundam 00 y Iron-Blooded Orphans).
Es así como ésta última película, como respuesta, y mezclando a la vez el estilo que tuvo Tomino años atrás para dirigir historias como en F91, tuvo cierta audacia de mostrar algo mucho más cercano con las generaciones actuales. Al presentar los últimos incidentes y conflictos militares en medio oriente en lo que a simple vista serían solo otras escenas panorámicas del campo de batalla entre las fuerzas armadas de la federación contra lo que serían vistos por los civiles como grupos ecoterroristas. Y por contraste, y más cercano al primer mundo, se puede apreciar como la vida diaria de los civiles se realizan bajo un contexto de brutal represión. A través de una nueva división de la Federación como posible reemplazo de lo que una vez fueron ECOAS y décadas antes la organización de los Titanes. Conocidos aquí como los Manhunters (“Cazadores de hombres”) que se dedicarán a la deportación, persecución o eliminación de inmigrantes ilegales y todo posible sospechoso de terrorismo proveniente de las colonias con tal de prevenir la repetición de ataques y la destrucción ocurridas en lo que fueron Dakar y Torrington en los tiempos de Unicorn. Una institución que seguirá existiendo con esas funciones además de su rol como policía militar y antidisturbios. Incluso para los años posteriores en tiempos de películas como G-Saviour y novelas como Gaia Gear.
Como trilogía de películas independiente puede funcionar al presentarle al espectador el relato de un joven marcado por las pérdidas que tuvo en una guerra que vivió y peleó. Cuya realidad y acciones posteriores a esta le harán ser juzgado por la historia oficial como un terrorista o un villano.
Como trilogía de películas para el fanático de la franquicia. Es la conclusión que años atrás Yoshiyuki Tomino, director de las primeras series y películas, imaginó y plasmó en novelas para lo que fue la primera mitad del siglo universal, desde el punto de vista de los personajes que sobrevivieron todos los conflictos a través de las décadas desde la guerra de un año de la serie original, destacando a la familia de Bright Noa. Empezando así lo que serán las eras de la decadencia de la Federación y el posterior auge de facciones y Estados como La vanguardia de cruz de hueso en Júpiter y años después El Imperio de Zanscare y la balcanización de su hegemonía en las colonias espaciales.
Como trilogía de películas para el aficionado que conoció la saga desde los universos alternos, y en cierta forma, ya está familiarizado con la naturaleza trágica de la franquicia en lo que fueron la primera temporada de Gundam 00, las primeras generaciones de AGE, o los huérfanos de sangre de hierro, en cierto modo “se sentirá como en casa”. Al enfrentarse a una historia ligada a los temas del terrorismo, los fantasmas de la guerra y a los ideales de un joven enfrentado a una era y una realidad que harán todo lo que esté en su disposición para oponérsele.
Como conclusión, para este punto de la historia de la franquicia, algunos patrones en común del siglo universal han sido el cómo los grandes ideales, en un tono similar a otros productos audiovisuales, han fracasado desde el momento que sus miradas a largo plazo han sido proyectadas y forzadas en medidas a corto plazo. Olvidando que por mucha que sea la anticipación de sus líderes, seguirán enfrentados contra la gente común esas mismas quienes, sin muchas ataduras con el pasado, pero tampoco demasiadas preocupaciones por el futuro lejano. Así como estas masas son adictas a los resultados inmediatos para su propia conveniencia, son también reacios y de férrea resistencia a ideas totalitarias que desafíen su propia paz, sea a nivel interno o externo.
También la franquicia, como último mensaje a la audiencia. A su modo ha presentado que todos estos nobles ideales con los siglos pueden irse cumpliendo, pero no necesariamente gracias a las iniciativas y resultados de quienes dejaron estos. Más bien, lograron cumplirse, a pesar de quienes los encarnaron. Todas estas tragedias que han condenado siglos de historia son porque “los intelectuales siempre sueñan con revoluciones, pero la realidad les incita a inspirar o tomar medidas nefastas. Siguiendo todas esas revoluciones, las pasiones por estas suelen ser tomadas por la mediocridad que tanto dicen odiar. Algo que irónicamente llevan a estos intelectuales a marginarse eventualmente de la sociedad y volverse reclusos de sus propios ideales” (Tomino, 1988). En el caso de sobrevivir a estos.